El veredicto inicial en el caso de 115 cargos de Manchester City se espera que se retrase nuevamente

El veredicto inicial en el caso de 115 cargos de Manchester City se espera que se retrase nuevamente

A medida que la temporada 2025/26 de la Premier League se prepara para desarrollarse, una saga legal no resuelta se cierne siniestramente sobre su integridad competitiva. Se espera que el caso financiero de larga data del Manchester City, probablemente el procedimiento disciplinario más consecuente en la historia del fútbol inglés, se extienda bien hasta el otoño, posiblemente culminando en octubre, justo alrededor del segundo descanso internacional de la temporada.

A pesar de que la Premier League había concluido su audiencia en el asunto en diciembre de 2024, aún no se ha emitido ningún veredicto. La longitud y la opacidad del proceso se han convertido en una historia en sí mismos, emblemática de disfunciones más profundas dentro del gobierno del fútbol. Según lo informado por Miguel Delaney para The Independent, los ejecutivos del club y los expertos en fútbol ahora están preparando la posibilidad de que el caso pueda extenderse aún más, potencialmente desestabilizando otra campaña de la liga.

En juego no es solo la reputación de la ciudad o un puñado de puntos, es la credibilidad de la propia Liga Premier. Los cargos, anunciados en febrero de 2023, comprenden más de 100 presuntas infracciones de regulaciones financieras, arraigadas en evidencia descubrida por primera vez por Der Spiegel en la exposición de «fugas de fútbol» de 2018. Las acusaciones se refieren principalmente a la inflación de los ingresos por el patrocinio y la tergiversación de los datos financieros. City ha negado constantemente las irregularidades, manteniendo una postura agresiva en defensa de sus operaciones, y los expertos cercanos al club siguen confiando en ser exonerados.

Sin embargo, esta confianza no ha sofocado la ansiedad entre sus rivales domésticos. Los ejecutivos de otros clubes de la Premier League están bruscamente divididos, tanto por el castigo apropiado si se prueba la culpa, y sobre cómo se debe manejar el caso en términos de tiempo y transparencia. Según los informes, un contingente cree que la liga debería ejercer su autoridad final y expulsar al club directamente si se mantienen las infracciones más graves. Sin embargo, eso requeriría un voto especial y el respaldo de al menos otros 15 clubes, un resultado ampliamente visto como improbable.

La opinión predominante entre un grupo más grande de ejecutivos es más pragmático: que el fútbol debe «seguir» rápidamente una vez que se alcanza un veredicto. Sin embargo, este campamento enfrenta críticas de aquellos que sospechan que este sentimiento no es una reconciliación genuina, sino una táctica, tal vez incluso una forma de rendición inducida por fatiga. Cuanto más tiempo se arrastra la saga, más probable es que las partes interesadas pierdan apetito por las sanciones radicales. En este sentido, el tiempo no solo puede estar del lado de la ciudad, sino que puede ser un arma estratégica.

Para complicar aún más el asunto es el problema de cuándo se deben hacer cumplir las sanciones. Si la ciudad es declarada culpable, ya existe un debate sobre si algún castigo debe tener un efecto inmediato o retrasarse en espera de apelación. Algunos funcionarios del club temen que cualquier retraso forzado diluya el impacto de las sanciones y conduzca a una incertidumbre prolongada, posiblemente arrastrando hasta la temporada 2026/27.

Mientras tanto, el caso ha congelado el apetito de la liga por la reforma. Según los informes, las decisiones clave sobre la gobernanza, los controles financieros e incluso los modelos de propiedad se posponen, ya que los clubes dudan en hacer cambios institucionales audaces que pronto podrían ser discutidos dependiendo del resultado del caso. Esta parálisis subraya cuán existencial se ha vuelto el asunto, no solo para el Manchester City, sino para todo el marco regulatorio de la liga.

También hay una dimensión internacional en la controversia. Una solicitud de libertad de información reveló que la embajada británica en Abu Dhabi había discutido el caso, y que los funcionarios de los EAU incluso lo mencionaron en reuniones con el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, David Lammy. Aunque Lammy lo desestimó públicamente como una materia de fútbol doméstico, las oberturas diplomáticas sugieren que las implicaciones del caso se extienden mucho más allá del estadio Etihad.

Las batallas legales de la Ciudad también recuerdan su confrontación anterior con la UEFA, donde anularon con éxito una prohibición europea de dos años en el Tribunal de Arbitraje del Deporte en 2020. Ese fallo se basó más en los tecnicismos y las deficiencias de procedimiento que en la exoneración sustantiva, un detalle que no se pierde en los críticos que argumentan que el fútbol inglés necesita hacer cumplir sus propios estándares de manera más efectiva.

Y aunque la Premier League ha sido criticada por el secreto de sus procedimientos disciplinarios, algunos argumentan que la confidencialidad es necesaria para preservar la justicia y proteger el proceso de la interferencia de los medios. Aún así, la ausencia de cualquier actualización pública significativa ha criado especulaciones, desconfianza y frustración en todo el panorama futbolístico.

Esto deja la temporada 2025/26 en un estado de anticipación incómoda. ¿Será castigado a la ciudad severamente, remodelando la mesa retroactivamente? ¿O el resultado, retrasado y diluido, simplemente reforzará la noción de que el financiero podría anular la regulación deportiva?

Si se despejan la ciudad, probablemente exigirán restitución, no solo de reputación, sino posiblemente en términos de concesiones de liga. Si se encuentra culpable, su década de dominio doméstico se lanzará a una luz más oscura, y se harán preguntas sobre títulos, trofeos y legado.

Hasta entonces, cada victoria, cada punto, cada gol en la Premier League llevará la sombra de un juicio aún por determinar. Para una liga que se ha enorgullecido durante mucho tiempo por la justicia, la competitividad y la transparencia, este es un limbo incómodo. Y cuanto más dura, más corrosivo se vuelve.

Ya sea que octubre traiga claridad o solo la próxima fase de justos legales, una cosa está clara: el fútbol en Inglaterra está en una encrucijada. Las decisiones tomadas, o evitadas, en este caso reverberarán mucho más allá del Manchester City, dando forma a la forma en que el juego se enfrenta a sí mismo, equilibra el poder y define la justicia.

Mateo Serrano

Mateo Serrano

Nací en Sevilla y crecí entre balones, libretas y retransmisiones europeas. Fundé Notas del Fútbol para escribir el juego como se vive: con pasión, análisis y una voz propia. No soy exfutbolista ni gurú táctico, solo alguien que cree que cada partido merece ser contado con alma.