Porque no todo eran catapultas infernales, disparos que atravesaban redes o porteros que se ayudaban del poste para coger impulso (cosa que alguna vez intenté sin excesivo éxito). En Oliver y Benji, una de esas series que a muchos nos marcó la infancia, también había hueco para las cuestiones de pizarra, para los ataques de entrenador, para la estrategia y para la táctica. Unas veces (la mayoría) eran cosa de los propios jugadores, anarquistas del balón que decidían su propio destino en el terreno de juego, pero a veces también los técnicos y/o asesores tenían su función aparte de decidir cuándo retirar al jugador de turno que se lesionaba. Veamos algunos de esos casos que tuvieron su cota de trascendencia en los animados campos japoneses.

Oliver en la posición de ‘10’

Cuando Oliver llegó al New Team lo hizo como delantero, aunque a veces se le viese en la portería parando más balones que el guardameta. Era ya sin duda el crack del equipo y el jugador que marcaba la diferencia, pero lo suyo era principalmente marcar goles (inolvidable su duelo con Lenders por ser el máximo goleador del torneo para así fichar por la escuela Toho, que era el PSG de entonces). Sin embargo, tras marcharse Roberto Sedinho a Brasil dejó una nota a su pupilo aconsejándole que retrasara su posición para aprovechar su visión de juego y convertirse también en el organizador del juego de su equipo. Lo que intentó hacer Maradona con Messi en el Mundial. Oliver se convirtió en el líder del New Team y además siguió marcando la misma cantidad de goles, con lo que la jugada le salió redonda al bueno de Atom.

El pase largo de Yuma

Clifford Yuma era un gigantón que dedicaba sus horas libres a dar palizas a sus compañeros de colegio en los alrededores, hasta que un día su amigo Sandy Winters le convenció para que jugase al fútbol y formase parte del Hirado para competir en la liga nacional, donde quizá encontraría un rival de su talla. Yuma y Winters tenían una estrategia definida que consistía en un pase largo hacia la portería del primero que era desviado de cabeza por su menudo compañero, para así sorprender a la zaga y arquero rivales. Una variante del pase largo que tantas veces vimos con Koeman y Stoichkov en el Barcelona o con Hierro y Raúl en el Madrid. Aunque también hay que decir que Yuma tenía su propia estrategia en solitario, que consistía en coger el balón y llevarse a todos por delante.

Julian Ross a la defensa

¿Qué hacemos en la selección nacional juvenil si dos de los jugadores con más talento de Japón comparten la misma posición en el terreno de juego? Pues retrasamos al menos bueno de ellos y aprovechamos su capacidad de liderazgo y sentido de la anticipación para convertirlo en el jefe de la defensa. Julian no era tan grande como Yuma ni tan leñero como Ralph Peterson, pero era todo un Káiser en la zaga y el paradigma de la elegancia, así que una vez que felizmente superó sus problemas en el corazón se convirtió en uno de los puntales de Japón jugando de libre, aunque evidentemente perdiese peso al lado de Oliver o Lenders.

Pasársela a Mark

El defensa lanza al centrocampista, el centrocampista se desplaza hacia delante, finge tirar y pasa al delantero, ¿qué hay que hacer?, pasársela a Mark. Hay que reconocer que la táctica del entrenador Fleming en el Muppet no era muy complicada, pero sí efectiva: pasársela a Lenders y que él hiciese el resto. Tan sólo el talentoso Dani Melow tenía también peso en el juego. Las cosas se le complicaron a Lenders cuando fichó por el Toho, ya que el entrenador de estos abogaba por un juego de equipo en el que nuestro 9 favorito se sentía incómodo y encorsetado. Apareció Fleming de nuevo para recordarle a Mark que debía recuperar su juego y volver a ser un chupón, y para ello se fue a entrenar a la playa a lanzar balones contra las olas. Así recuperó su mejor versión del disparo del tigre, la pega es que se fue sin avisar y fue algo que no le sentó bien a su entrenador que, a diferencia del resto de sus colegas de profesión, sí parecía tener algo de control sobre sus jugadores. Un Mourinho de la vida. El castigo fue no jugar el campeonato, sin embargo, finalmente cedió a alinearle en la final para disputar un inolvidable encuentro contra el New Team de Oliver.

Una variante del autobús

catapulta

Olvidaos de la primera frase del post. Los gemelos Derrick habían inventado una nueva acrobacia de altos vuelos y el New Team tuvo que ingeniárselas para contrarrestarla. Primero Oliver surcó los cielos ayudándose del impulso en los postes, pero en una mala caída se lesionó su maltrecho hombro al tratar de ayudar a James (¿o era Jason?). Sus compañeros, ya sin su capitán, tenían que defender el resultado y, al no ser capaces de saltar como Oliver, decidieron subirse al larguero para defender su portería en una estratagema de la que Clemente estaría orgulloso. Lo que no fueron capaces de prever fue que la catapulta infernal también funcionaba en vuelo raso, con lo que el gol fue inevitable y el partido aún más emocionante.

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Gabriel Caballero

Periodista
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