La Premier League, ese primer amor

Anfield

Tengo que confesar que tengo un sentimiento muy fuerte hacia la liga inglesa. Me sigue provocando sofocos cada fin de semana, a pesar de mis múltiples aventuras con otras competiciones. Es algo así como un primer amor, ese que nunca se olvida, el único que te desvela. Tiene su lógica. Es placentero perderse entre las gradas de cualquiera de sus emblemáticos estadios, siempre abarrotados de un público fiel que anima sin reblar, que aplaude cada esfuerzo, que alienta en cada esquina, hasta el último segundo. Ese apoyo espolea a los jugadores y, no en vano, un partido de la Premier League no se acaba hasta que lo dice el árbitro. No es casualidad que sea allí donde recuerde más finales de infarto, giros casi cinematográficos, guiones imposibles. Como padre del mismo, es el país del fútbol tradicional, el del despeje al limbo, el del saque de esquina en largo, el del frenesí. Allí los tiran, se levantan y siguen corriendo. Y pocos son los que dicen una palabra más alta de lo debido.

Es cierto que es un ideal romántico, y que con los años y la importación las cosas han cambiado un poco, pero sigue manteniendo esa aura de ente jurásico al que se respeta y venera como la foto en blanco y negro de tus antepasados. Es imposible que te guste la literatura y no leer alguna vez a Homero, como lo es que ames el fútbol y no juegues en la Premier League. No es de extrañar, pues, que no sean pocos los profesionales que escogen en algún momento de su carrera la cuna de su pasión como destino.

La exportación de jugadores españoles a la liga inglesa es una de las especialidades en las que se han curtido los directores deportivos de los clubes de la LFP.  Cesc Fàbregas fue uno de los primeros, aunque todavía era un crío. Poco después se unieron a su periplo Mikel Arteta, Fernando Torres o Carlos Cuéllar. Ellos todavía eran los especímenes raros que emigraban a tierras lejanas en busca de un futuro desconocido. Pero entonces, triunfaron. Cada uno a su manera, pero todos tuvieron un papel destacado en esas ciudades que sus familias y amigos no se atrevían a asegurar sus coordenadas antes de la aventura (quizás ni ellos mismos). El eco mediático que generaron propició la emigración de otros tantos, dejando a España huérfana de grandes talentos.

Paralelamente a la salida de españoles al Reino Unido, España equilibraba la pérdida con importación de estrellas procedentes de la Premier a precio de oro. El ex del Manchester United, Cristiano Ronaldo, y el ex del Tottenham, Gareth Bale, son el ejemplo de estas operaciones con demasiados ceros a la derecha. Antes fueron Beckham Henry, entre otros. Todos ellos recuerdan con elogios su pasado en Inglaterra, los que allí siguen la veneran. Alguno de los que estuvieron y se marcharon, vuelven.

Son tres los casos más llamativos que nos deja el mercado de fichajes de la Premier League, a escasas horas de echar el cierre, de exjugadores de esta competición que regresan para gozar de una nueva oportunidad. El primero fue Cesc Fàbregas. Tras convertirse en una auténtica referencia del centro del campo en el Arsenal, el catalán cogió las maletas rumbo a Barcelona, donde le esperaban con los brazos abiertos en el club de su infancia. Terminó por no cuajar. Al menos, no supo (o no consiguieron de él) convertirse en el heredero de Xavi Hernández en el Barça. Con el fin de una etapa decidió volver a Inglaterra este verano y en el Chelsea volverá a ejercer de líder en la medular.

A Londres también ha vuelto otro ex, en su caso como el hijo pródigo, con papá Mourinho. Después de revolotear por China y Turquía, Didier Drogba parece que ha decidido poner fin a su carrera en el club donde se ganó su merecido título de depredador del área. Su papel será más secundario que en tiempos pasados, pero no tengo ninguna duda de que el técnico portugués sabrá sacarle provecho y que Drogba no le decepcionará.

Balotelli City

Pero sin ninguna duda, el regreso más llamativo es el de Mario Balotelli. No entraba en mi quiniela el italiano como refuerzo de un equipo inglés y, sinceramente, aun menos que estuviera en la agenda del Liverpool. Sin embargo, el histórico club red tiene experiencia amansando a otras fieras y las características de Súper Mario son una auténtica bendición para cualquier equipo inglés. Corpulencia, zancada y olfato de gol. Las dudas, sin embargo, nunca dejarán de planear sobre todo aquél que se cuestione qué lado mostrará Balotelli en su nuevo hogar.

No quiero ser descortés, todavía no ha pisado el verde de Anfield y ya frunzo el entrecejo. Sea por lo que sea, re-bienvenidos todos. Y es que, ¿a quién no le pone la Premier?

En NdF | Todos contra el Chelsea de Mourinho

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Raúl Morón

“Algunos creen que el fútbol es solo una cuestión de vida o muerte, pero es algo mucho más importante que eso”. Bill Shankly dixit.