El Barça cayó en la telaraña del Milan

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El AC Milan se comió al FC Barcelona en San Siro, logrando un resultado, 2-0, que le pone la eliminatoria totalmente de cara. Un Barça plano, al que no le funcionaron en un solo momento sus mejores armas ni supo encontrar alternativas para resolver sus continuos problemas para elaborar ataques. En cambio, sí sacó a relucir su endémica debilidad defensiva, temblando demasiado a poco que se asomaran los lombardos.

El equipo de Allegri se plantó en su propio campo, sin ningún sonrojo, con un 4-5-1 reversible en un 4-3-3, tanto para presionar la salida jugada del Barça (con gran acierto en la elección y la ejecución) como para soltarse al contragolpe. La formación en testudo milanista multiplicó por cero a Messi, inoperante los noventa minutos, cerró los espacios interiores a Iniesta y Cesc y hasta cubrió las pocas llegadas por banda de los laterales blaugranas.

Desterrado de su zona de influencia, Messi buscó mejor fortuna cayendo a banda o retrasando su posición hasta campo propio. Pero no se encontró a sí mismo en ningún lado. Busquets, Xavi e Iniesta no fueron capaces de mover la pelota con el ritmo ni la intención necesarios. Tampoco aparecieron los laterales, pues ni Alves ni Alba supieron percutir como segunda oleada.

Ambrosini estuvo extraordinario y Muntari, omnipresente. Boateng demostró su gran mejoría en el rigor táctico, totalmente concentrado en el entramado defensivo. Montolivo, además de ejercer de quarterback, tembién puso mucho músculo. El Shaawary ejerció a la perfección como única unidad de caballería y Pazzini, cuyo físico engaña, complicó mucho la vida a Piqué y Puyol. De Abbiati poco se puede decir ya que la falta de pólvora blaugrana lo convirtió prácticamente en un mero espectador.

Así las cosas, el Barça llegó al descanso sumando apenas un disparo de Xavi desde cerca de Terrassa. El Milan tampoco había logrado grandes ocasiones, pero sí meter miedo con algunas llegadas. Como decíamos al principio, con bastante poco puso a temblar al Barça. Tras la reanudación los de Jordi Roura salieron a jugar a lo mismo, esperando un rival que estaría cada vez más y más encerrado. Pero el Milan sorprendió adelantando el bloque, con lo que logró empeorar la circulación blaugrana al tiempo que ellos mismos iban manejando más posesión. El gol de Boateng, previa mano de Zapata, premió el cambio de verso lombardo a la par que castigó el mal día barcelonista.

Quizá conscientes de que al Barça le cuesta recobrarse de los golpes, el Milan siguió empujando algunos minutos. Los continuos parones en el juego entorpecieron aún más los vanos intentos de un Barça, enmarañado en sí mismo, incapaz de elaborar una mísera ocasión de gol. En cambio sí llegó un nuevo tanto rossonero que ya fue el acabose. Niang, que había salido en el lugar del combativo Pazzini, mordió la defensa blaugran en su sector izquierdo hasta encontrar la llegada de El Shaarawy, excelso a la hora de asistir a la entrada por el flanco izquierdo de Muntari, que fusiló a Valdés aprovechando que Alves se había olvidado de él.

El lateral brasileño es un enfermo crónico a la hora de cerrar las llegadas por banda contraria, algo que le viene costando demasiados goles como para no pensar en darle más minutos a un Adriano que esta temporada, entre una lesión y otra, siempre se ha mostrado a un gran nivel. Philippe Montanier lo expolotó mejor que nadie en la única derrota liguera del Barça y en Granada volvió a perder continuamente a su marca, bronca de Busquets incluida tras el gol en contra.

Hace un par de jornadas comentábamos que la facilidad para ver puerta de Messi, que lleva varias semanas engordando el récord de jornadas seguidas marcando gol, encubría su bajón de juego desde la vuelta de las Navidades. Del mismo modo que es justo reseñar que la ascendencia de Xavi sobre el juego colectivo ha disminuido considerablemente y cuesta recordarle un par de partidos en los que haya estado de sobresaliente. Iniesta, verdadero jefe de operaciones en 2013, no puede hacer magia todos los días. En definitiva: nada le funcionó al Barça. Justo lo contrario que el Milan, un equipo mucho menor que esta noche encontró su mejor versión.

El Milan tejió una telaraña sin fisuras, el Barça cayó en ella y, una vez enredado, se llevó dos picotazos que le dejan gravemente herido. El 2-0 final pone muy cuesta arriba su clasificación. Para lograr la remontada tiene que darle un giro de 180º al juego realizado esta noche. Necesita un gran volumen de juego y ocasiones, acierto de cara a puerta y, por supuesto, mantener la portería a cero, condición prácticamente obligada. Una eliminación en octavos sería un auténtico descalabro para un equipo que aspira a ganar su tercera Champions en cinco años.

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Daniel Iglesias

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