La alarmante sequía goleadora que está atravesando Luis Suárez en sus primeros meses como futbolista del Barcelona está en boca de todos. El delantero uruguayo aterrizó en la Ciudad Condal después de haber firmado unos registros excelentes que le acreditaron como el máximo goleador europeo (empatado con Cristiano Ronaldo a 31 tantos). Gracias a sus goles, entre otras cosas, el Liverpool luchó hasta las últimas semanas por hacerse con una Premier que acabaría en manos del City.
El anuncio de su fichaje generó un gran entusiasmo entre los aficionados del Barça. No era para menos. Suárez se confirmó en su última temporada en la Premier como uno de los mejores artilleros del mundo. Un jugador capaz de ganar partidos él solo, de esos que se dejan hasta la última gota de sangre en el campo y que domina todos los registros que puede dominar un delantero.
Los primeros meses del charrúa en el Barça no están siendo como hubiese soñado. Los delanteros viven del gol. Y Suárez no es menos. De ahí que los 5 goles que lleva en 18 partidos le sepan a poco. Resulta un tanto injusto que a los atacantes se les juzgue por el simple dato del gol. Es una de las grandes injusticias que existen en el mundo del fútbol y él está siendo víctima de ello. Porque más allá de sus discretas cifras goleadoras, el ex del Liverpool le está dando mucho al juego del Barça.
Empezó escorado a la banda derecha, con Messi por dentro y Neymar en la izquierda. Pero Luis Enrique no tardó en hacer un cambio que ha resultado ser todo un acierto. Meter a Messi en la derecha y centrar la posición de Suárez. El rendimiento del argentino, lejos de ir a menos, ha aumentado desde que está en la banda y con el uruguayo por dentro, el Barça ha recuperado ciertos movimientos que Messi no se los daba como falso nueve.
Los apoyos de ruptura y las caidas a banda son un buen ejemplo del dinamismo que le está dando al equipo en ataque. Saca a los centrales de su posición, no tiene problemas en ir al choque y de eso se benefician Messi y Neymar. Son los dos grandes beneficiados de la presencia de Suárez. Es difícil encontrar un delantero tan bueno y generoso a la vez como el uruguayo. No está consiguiendo grandes cifras goleadoras, pero ya ha dado 8 asistencias.
Además, es el primero en ponerse el mono de trabajo cuando hay que presionar la salida del rival. De sobra es conocida la pasividad de Messi sin balón. Pasavidad que permitía a los centrales salir con bastante facilidad desde atrás. La historia ha cambiado con Suárez y los centrales ya no conducen con tanta comodidad el balón como en el pasado. Cabe hacer un matiz y es que ahora el punto débil del Barça, sin balón, está en la derecha como consecuencia de las pocas ayudas que Leo realiza y los rivales van a buscarles por ese lado.
El equipo también está contragolpeando mejor desde la llegada del charrúa. Estamos viendo la versión más directa y vertical que se recuerda del Barça en los últimos tiempos y la presencia de Suárez está contribuyendo a esto. Es una de las muchas virtudes que tiene. Se mueve como pez en agua con espacios y Luis Enrique lo sabe. Llegó a Can Barça con la vítola de ser un goleador, pero ante todo, un jugador de equipo. Y con su aportación lo está confirmando. Acabará marcando a pares. Es cuestión de tiempo.
